Cuando el test de embarazo marca dos rayas, empezamos a idealizar, cómo será el bebé, cómo será el parto, cómo será la vida cuando nazca, imaginamos un mundo de fantasía donde todo es perfecto, donde no hay que cambiar pañales (admitelo, yo tampoco imagine cambiar tantos pañales en la vida), donde "acostumbramos" al bebé a dormir 8 horas seguidas, donde nuestro bebé es un ángel de Dios que no llorara, ni hara berrinches.
Pero, llegan los malestares del embarazo, las náuseas, las bajas de presión o subidas, la ropa que no te queda y así una infinidad de cosas para la que no nos hemos preparado.
Y todos esos ideales van cambiando cuando nace tu bebé y te enfrentas a un mundo totalmente diferente, porque no, no estamos preparados para esperar lo que viene.
Cuando nació Luca, si dormi 5 horas fue un montón, eso a mí fue lo que más me afectó (yo soy o e sido ya no sé, bien dormilona) y cuando nació Luca deje de dormir, Luca era mamón, paraba prendido de la teta y eso fue lo que también me asusté, son cosas con las que no había imaginado lidiar, yo pensaba que lactaria desayuno, almuerzo y comida (ilusa completamente yo).
A medida que Luca a ido creciendo he tenido que lidiar con un montón de cosas con las que yo no me esperaba, ahora estamos lidiando con las idas a las terapias, que si bien ayuda, ir, esperar, subir, bajar, caminar, -hijito esto es con algo que no esperaba lidiar discúlpame si a veces pierdo la paciencia- pero esto es ser madre, es difícil tenemos que adaptarnos a muchas cosas que no habíamos idealizado nos damos de frente con la realidad, y duele, nadie te dice que al nacer tu hijo podrá llevar terapias o que a nacido con un mal congénito.
Toda mi admiración para esas mamás que tienen que lidiar con terapias físicas, con males congénitos, con operaciones, yo desde aquí les mando mucha buena vibra y seguir luchando por nuestros hijos.
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Luca un día de nacido |
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